Estamos viviendo la telenovela que estremece a la cúpula de la inteligencia estadounidense. Primero el director de la CIA David Petraeus renunció a su cargo al descubrirse que tiene una relación extramatrimonial, ahora quien está en capilla ardiente es John Allen máximo comandante en la OTAN. Y todo por lo que el Pentágono califica como “comunicación inapropiada” con una de las mujeres vinculadas al escándalo. Es decir un caso de lo que los expertos en las nuevas tecnologías denominan sextorsión (amenazas) y cyberbulling (acoso).
Desde hace varios meses se han publicado artículos acerca del “sexting”, que no es más que enviar mensajes, fotos o grabaciones eróticas o sexuales captadas por uno mismo a otra persona a través del teléfono celular o internet. Los expertos en las nuevas tecnologías advierten de los riesgos ya que es una práctica que se va popularizando cada vez más. Una vez enviado el material, el dueño pierde el control, y se abre la posibilidad de que se difunda de manera masiva.
Una investigación publicada en internet en septiembre por la American Academy of Pediatrics revela que un 15% de los adolescentes estadounidenses entre 12 y 18 años practica sexting. Sin embargo, no es una moda que se populariza solo en los jóvenes. Otro estudio publicado en mayo por la Universidad de Michigan, indica que un 42% de individuos entre los 18 y los 24 años intercambia material íntimo a través de internet. Esto, señalan los expertos en sexología, forma parte de las nuevas formas de la seducción y no tiene nada de malo hacerlo, pero hay que tener en cuenta que no existe seguridad de que el material se mantenga en la esfera íntima y una vez que sale de ésta, es incontrolable.
La mayoría de las personas que lo practican lo hacen con su pareja romántica. Sin embargo, muchas de las revelaciones de material erótico privado las difunden precisamente exparejas, según afirman los expertos. Generalmente, esta venganza por la ruptura se hace en redes sociales, pero también existen páginas especializadas para colgar este material. Al parecer, en algunas páginas web especializadas en el uso responsable de las nuevas tecnologías, han detectado que individuos procuran grabar a sus compañeros sentimentales para evitar el fin de la relación amenazando con la publicación. Este tipo de sextorsión no es único. También se practica el chantaje para conseguir más imágenes o favores sexuales.
La dificultad se debe a que aunque una imagen sea borrada en la Red puede acabar en cualquier servidor de otro país, además de la posibilidad de que existan copias en los dispositivos de millones de usuarios que hayan almacenado la información inicial. “Internet no olvida”, nos recuerdan los especialistas y recomiendan que los esfuerzos deben estar centrados en la “custodia” de las imágenes eróticas de uno mismo.
El primer consejo es simple: nunca enviar imágenes en las que la persona sea reconocible —“sin cara, sin tatuajes…”. También se recomienda poner claves de acceso a las fotos que se quieren proteger en un celular. No son pocos los casos de personas que han encontrado sus desnudos publicados en Internet después de haber perdido o sufrido un robo de su teléfono. Como ejemplo, les ocurrió a las actrices Scarlett Johansson y Miley Cyrus.
Los desarrolladores de aplicaciones para celulares han dado respuesta a esta necesidad de compartir sexo de manera segura. Existe un App para iPhone con el que se pueden compartir fotografías de desnudos, que se borran del aparato receptor en 10 segundos. Sin posibilidad de copia o reenvío. Otras aplicaciones permiten bloquear imágenes, que solo serán visibles si se conoce una clave.
Cualquier medida es poca para proteger la intimidad, en vista de que las personas que practican sexting no renuncian a hacerlo a pesar de los riesgos. Cada vez es más fácil encontrar páginas accesibles desde los dispositivos móviles en las que se pueden compartir fotografías sexuales para buscar amoríos. Pero el desnudo no es la única información privada que se puede utilizar en este modo de flirteo online. Algunas aplicaciones permiten decir cuándo se mantuvo la última relación sexual, dónde y cuánto duró. Normalmente, estos servicios solo son accesibles para mayores de edad, pero los menores utilizan otras vías a su alcance, como mensajes, whatsapp o redes sociales. En estas últimas existen grupos para compartir toda suerte de material erótico, desde fotografías de exnovios hasta el número de teléfono para sextear.
El sexo, online o presencial, no es nuevo. Pero las maneras de practicarlo evolucionan a la par que la sociedad. Las nuevas tecnologías cambian la conducta de las personas, desde el trabajo hasta la cama. Unas veces se utilizan bien y otras no tanto. Mejor, si se está prevenido.
La generación pantalla no experimentó la intimidad persona-a-persona antes de pasar a la «intimidad» en el ciber espacio. Es realmente peligroso para los adolescentes. Y comprendo que su sentido de privacidad y la esfera de la información íntima es totalmente distinta a la nuestra. Pero aún así, no menos peligroso.
Es muy peligroso, porque el estudio señala que los jóvenes que utilizan estas prácticas son más propensos a llevar otras prácticas de riesgo como sexo sin protección y otras conductas que pueden tener resultados que lamentar.